¿Por qué a las aves migratorias les fascina el café?

Escrito por Martha Van der Voort y Russ Greenberg; traducido del inglés por Claudia Caicedo

¿Cuál es la relación entre las aves migratorias y el café?

En medio de un ambiente cada vez más alterado y reducido, tanto en Norteamé-rica como en la América Latina, las aves migratorias han hallado un santuario en un entorno semejante al de los bosques en las plantaciones de café tradicionales. Al este de Chiapas, México, biólogos del Centro de Aves Migratorias del Smithsonian Institution han concluido que las plantaciones de café y cacao manejadas en forma tradicional le ofrecen sustento a más de 150 especies de aves; una cifra muy superior a la encontrada en otras zonas agrícolas– y superada únicamente– por la encontrada en los bosques tropicales no perturbados. Incluso en las áreas sumamente alteradas, las plantaciones de café le ofrecen sustento a una gran cantidad de especies de aves migratorias y aves residentes que prefieren o están restringidas a los hábitats forestales, tales como el pavito migratorio (Setophaga ruticilla), el chipe dorsiverde, (Dendroica virens), el vireo gorjiamarillo (Vireo flavifrons), los loros, los trogones, los cabezones (Pachyramphus spp.), los tucanes, y los trepatroncos.

Sin embargo, debido a los cambios recientes, tanto en la producción cafetera como en los mercados, las plantaciones de café con sombra constituyen un hábitat amenazado. Durante los últimos veinte años, el café se ha venido cultivando sin ninguna sombra de dosel o follaje superior. Aunque esta forma de cultivo produzca ganancias sustancialmente superiores, la misma no puede mantenerse por muchos años sin un manejo intensivo (es decir, sin añadírsele fertilizantes y limo); las plantas son propensas a una muerte prematura en aquellos ambientes con una estación seca marcada y requieren ser renovadas (es decir, reemplazo de las plantas) con una frecuencia mucho mayor que las variedades cultivadas con sombra.

Además de los riesgos agroeconómicos, durante las dos últimas décadas, la producción de café sin sombra ha producido un cambio radical para las aves migratorias. De las tierras cultivadas con café en forma permanente, la proporción bajo los sistemas modernizados carentes de sombra oscila entre un 17% en México y un 40% en Costa Rica hasta un 69% en Colombia. En los pocos estudios conducidos se ha concluido que la diversidad de aves migratorias se va a pique cuando se reemplaza el cultivo del café con sombra por el de pleno sol. En un estudio se encontró un descenso de 10 a 4 especies de aves migratorias comunes. De manera si-milar, en estudios generales de avifauna, en México y Colombia, se encontró una disminución del 94-97% de especies de aves en las plantaciones de café con sol en comparación con aquellas con sombra. Lo anterior no sorprende ya que más de dos terceras partes de las aves se encuentran alimentándose en el dosel de las plantaciones sombreadas y menos de un 10% se encuentra alimentándose en las plantas de café.

Una mirada más de cerca a la cara sombreada del café

Entre todos los sistemas agrícolas del trópico se ha encontrado que en las plantaciones de café sombreado se hallan algunas de las cifras más altas de individuos y de especies de aves migratorias.

  • Chan Robbins y Alejandro Estrada, líderes de un equipo de investigadores de aves a lo largo del Golfo de México y de la Cuenca del Caribe, encontraron que las plantaciones de cacao y café sostienen las cifras más altas de aves migratorias dependientes de los bosques de cualquier hábitat agrícola.
  • En Where Have All the Birds Gone? el ecólogo tropical John Terborgh afirma: "Algunas de las prácticas agrícolas son compatibles con el sostenimiento de numerosas poblaciones de aves migratorias. Esto lo aprendí hace muchos años cuando conduje conteos de aves en el café y el cacao de la República Dominicana". Su conclusión es que: "el café y el cacao constituyen un buen hábitat para las aves migratorias", aunque pueden no encontrarse algunas especies especializadas de los bosques, especialmente de especies residentes.

Por lo regular, el café también se cultiva empleando técnicas agroforestales indígenas, desarrolladas originalmente para cultivar el cacao. Ello implica, plantar una mezcla de árboles fijadores de nitrógeno con otras especies útiles proporcionadoras de sombra. En algunas de las plantaciones manejadas en forma tradicional pueden encontrarse hasta 40 especies de árboles, muchos de los cuales se utilizan para producir bienes comerciales o familiares como madera o frutas.

Los árboles de sombra protegen las plan-tas de café del nivel inferior de la lluvia y del sol, contribuyen a mantener la calidad del suelo, reducen la necesidad de desmalezar y ayudan a controlar las plagas. La materia orgánica producida por los árboles de sombra también provee un abono natural que disminuye la necesidad de fertilizantes químicos, reduce la erosión, aporta nutrientes de importancia para el suelo y previene la toxicidad causada por metales.

Las plantaciones tradicionales de café pueden concebirse como hábitats forestales modificados. Incluso, cuando se planta como cubierta para sombra una sola especie de árboles, con gran frecuencia se producen cosechas de flores y frutos que consumen muchas aves, tales el chipe peregrino (Vermivora peregrina) y el bolsero castaño (Icterus spurius). Es posible que los desplazamientos hacia el norte y hacia la parte alta de las montañas se cronometren para aprovechar la floración de los árboles de las plantaciones.

En las regiones más utilizadas por las aves migratorias– Mesoamérica, las islas del Caribe y Colombia– "los bosques" de las plantaciones de café cubren 2.7 millones de hectáreas, lo que equivale a casi la mitad de las tierras cultivadas en forma permanente. En el sur de México, las plantaciones de café cubren un área de un tamaño mayor a la mitad de las principales reservas de selva húmeda tropical, proveyendo así un hábitat forestal crítico en elevaciones medias donde prácticamente no se encuentra casi ninguna reserva forestal grande.

Las aves constituyen sólo uno de los indicadores del papel que desempeña el café en la protección de la biodiversidad. Los estudios longitudinales de insectos, la cobertura de dosel forestal, las orquídeas y los anfibios han demostrado que las plantaciones de café son, con gran frecuencia, refugios críticos para la protección de especies forestales en lugares donde ya no queda ningún bosque.

Algo más que una simple pila de granos

El café sombreado ofrece una oportunidad doble, es decir, tanto de conservación como para de obtención de lucro económico, en la medida en que, una forma de agricultura tan relativamente benigna ha sido– y continúa siendo– una significativa fuente de ingresos para la región de América Latina y el Caribe.

Aunque el café haya tenido origen en el Viejo Mundo, América Latina y el Caribe exportan más de dos terceras partes de la producción mundial actual. El café es cultivado– en su mayoría y principalmente– por familias en fincas pequeñas. En los Estados Unidos el café constituye el tercer producto más corriente de importación, después del petróleo y del acero respectivamente. Los Estados Unidos consumen aproximadamente un tercio del café mundial.

En cuanto a su valor económico en el mundo moderno, el café es el segundo producto de exportación en importancia después del petróleo. Sus divisas exceden los 10 mil millones de dólars anuales. El café equivale a la segunda fuente principal de divisas para los países en vías de desarrollo y, en América Latina y el Caribe, es de especial importancia, por ser la principal fuente de divisas.

Lo nuevo no necesariamente equivale a lo mejor

El cultivo productivo de café al sol requiere de insumos químicos y de fuerza laboral durante todo el año, lo que genera demandas financieras y la necesidad de crédito para los cultivadores. En consecuencia, la mayor parte de la "tecnificación" del cultivo del café (plantaciones a pleno sol) es llevada a cabo por los ma-yores propietarios de tierras.

Aunque el café tecnificado pueda hacer pensar en la noción de progreso, en términos del resultado total de las cosechas –una condición que puede no ser válida a largo plazo y cuya falsedad ya ha sido demostrada en algunas áreas en donde se cultiva el café a pleno sol– el empuje de la agroindustria para producir más café por unidad de área puede llegar a tener serias implicaciones ambientales y sociales. El cultivo del café sin sombra parece conducir a una erosión del suelo mucho mayor, así como a la acidificación y a mayores cantidades de escorrentía tóxica. Además, el café sin sombra ocasiona la pérdida de los árboles que le aportan al cultivador no sólo cosechas de "seguridad" o respaldo (por ejemplo, leña, madera, cítricos y otros árboles frutales plantados en el dosel forestal), sino que contribuyen a aminorar el cambio climático.

El punto de encuentro entre la conservación ambiental y las fuerzas del mercado

Cada vez es más obvia la relación existente entre la agricultura sana, la salud a largo plazo de los agricultores rurales y el mantenimiento de la biodiversidad. Debido a su alta rentabilidad por unidad de área, en comparación con la producción de maíz o de carne, el cultivo del café ha sido percibido como una de las formas en que los pequeños propietarios pueden obtener dinero en efectivo con una inversión relativamente pequeña. El cultivo tradicional del café reduce la dependencia de los agricultores de la aplicación de costosos químicos, a la vez que protege a los caficultores y a sus familias de los posibles efectos perjudiciales por el contacto con pesticidas.

Sin embargo, la gran dependencia de los agricultores de muchos países, de un sólo producto de exportación, con frecuencia da lugar a la superproducción del mismo. El impacto del superávit de café a nivel mundial fué atenuado por el Pacto Internacional Cafetero que recurrió al almacenamiento del grano de café por parte de los países miembros. El colapso de este acuerdo (en 1989) y la tendencia hacia la economía del libre mercado han causado una crisis en la producción cafetera. En el caso de un colapso de los precios, los países productores como Colombia han tomado medidas drásticas para modernizar la producción obligando a los productores pequeños e "ineficientes" a emplear la tierra en formas alter-nativas. Con la reducción simultánea del acceso a los créditos agrícolas, muchos agricultores luchan por satisfacer sus necesidades, e incluso, algunos se han visto forzados a alterar sus plantaciones de café mediante la tala de los árboles de cobertura para obtener leña, o han abandonado definitivamente el cultivo del café como su fuente de sustento.

La conservación de las aves migratorias depende de la conservación de los hábitats, pero los parques y las reservas exclusivamente no ofrecen un espacio adecuado para la protección. El destino de las aves migratorias, así como de otra gran variedad de especies, depende de la calidad de los hábitats manejados por los seres humanos. La salud de los ecosistemas templados y tropicales está estre-chamente ligada en virtud de la migración anual de millones de aves y, al respecto, las plantaciones de café con sombra juegan un papel protagónico. Esta forma de uso de la tierra puede estar, en sí misma, en vías de convertirse en una especie amenazada. Al beber su próxima taza de café, cuestiónese lo siguiente: ¿Estaría usted dispuesto a pagar más por el café si supiera que el dinero extra sería utilizado en servicios de extensión y en crédito accesible para que los caficultores puedan sobrevivir y, por ende, cultivar el café en una forma más amigable con las aves?

Lecturas complementarias:

Benitez, J. and I. Perfecto. 1989. Efecto de diferentes tipos de manejo de cafe sobre las comunidades de hormigas. Agroecologia Neotropical 1(1):11-15.

Equal Exchange. 1994. Making coffee strong: Alternative trading in a conventional world. Equal Exchange, 101 Tosca Drive, Stoughton, MA 02072.

National Research Council. 1993. Sustainable Agriculture and the Environment in the Humid tropics. National Academy Press, Washington, D.C.

Pimentel, D., U. Stachow, D.A. Takacs, H.W. Brubaker, A.R. Dumas, J.J. Meaney, J.A.S. O'Neil, D.E. Onsi, and D.B. Corzilius. 1992. Conserving biological diversity in agricultur-al/forestry systems. BioScience 42(5):354-362.